domingo, 12 de abril de 2009

Un Latido

Un latido, dos latidos, tres latidos y todo volvía a comenzar. La gente creía que todo a mi alrededor era muy oscuro, que mis recién formados ojos no percibían absolutamente nada de luz; se equivocaban. En efecto la temperatura siempre fue la misma dentro del capullo, los sonidos que percibía eran armónicos, exactos y llenos de vigor absoluto. Parecía que a cada contracción del corazón de mi madre, millones de células encontraban su encuentro con la vida. A pesar de estar inmerso en líquido, sentía en todo momento las caricias de unas manos invisibles que me formaban. Yo era moldeable en todos los sentidos. Si bien mi exterior se encontraba ya completo, mis entrañas percibían los últimos toques que da un músico a su instrumento antes de salir a escena y ejecutar con todo histrionismo su opera prima. Ya tenía tiempo que veía imágenes en mi interior. De vez en cuando escuchaba un poco de música que me hipnotizaba y entraba en calma absoluta y sin embargo las sensaciones que provenían del exterior me hacían brincar y extasiarme al punto de hacer visible mi provocación en la piel de mi madre.
Siempre soñé y no he dejado de hacerlo. Ahora estoy haciéndolo. No paro. Y para que hacerlo? Tiene algún sentido? Lograré algo si dejo de ver la hierba acobijante de la luna de Spirffo? O quizás seré mejor si cierro mis oídos a los cantos de la Corte Celestial que adora en todo momento al Creador? Que conseguiré si yo lo hiciera? Tal vez como dicen ahora muchos, seré grande y entenderé el porque de mi viaje hasta aquí. Tendré un trabajo y veré las cosas de otra forma. Pero entonces perturbaré la belleza de lo simple y distorsionaré la realidad de lo que conozco. Que caso tiene todo eso? Veré los días como una oportunidad de crecer en riqueza, pero olvidaré de tanto en tanto que un nuevo día es precisamente eso, una vida con principio y que decrece al tiempo que las horas pasan. Bástele a cada día su afán. No quiero olvidar que cada mañana es mi presente absoluto, ya que cada aroma que percibo es nuevo en si mismo, porque ayer ya no existe y si bien aquel aroma provenía de la misma fuente, sus pretextos para dejarse oler pertenecían a las circunstancias de ayer, por lo tanto el de hoy es único y divino. Para que olvidar eso? Tiene sentido?
Ahora río porque mi padre está hablándome al oído. Discute con mi madre de quién será la voz que más reconozca cuando este entre sus brazos. Me produce simpatía y a la vez tristeza pensar que pronto se olvidaron de lo que aquí sucede. Las voces de ellos en particular no provienen del exterior, encontrando duras capas de piel que les ofrecen resistencia, provienen de mi mismo interior y llegan completas y nítidas a mis recién formados oídos. Están ahí y soy parte ya de ellos como ellos lo son de mi. Ahora voy a dormir un poco, solo un poco y eso es porque las manos que me hacen necesitan de mi calma, pues me dicen susurrando, que ahora es tiempo de tocar mi alma.

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